La Historia De Un Trozo De Hormigón
“Nací en 1975. Sólo por este hecho, en más de una ocasión agradezco haber podido crecer como persona en un país en el que la libertad también empezaba a nacer. A mí no me tocó vivir las experiencia de las caretillas de racionamiento, ni contemplar un parlamento de partido único, ni censura, ni el control policial permanente…
Durante estos días en los que se ha celebrado el XX aniversario de la caída del murode Berlín, de nuevo he vuelto a recordar esta circunstancia, la de ser un joven afortunado por el tiempo que me ha tocado vivir, por no tener que sufrir en mis carnes un totalitarismo que pudiera afectar a mi desarrollo personal y profesional. Cuando cayó el muro que separaba las dos alemanias y a las dos Europas, yo tenía 14 años y todavía recuerdo el enorme impacto que me produjo ver por televisión la satisfacción de miles de alemanes dando gritos de alegría subidos a una pared enorme. No se me olvida las ganas con las que muchos martilleaban con todas sus fuerzas aquello que les había impedido pasar al otro lado durante tantos años.
En aquel año 1989 tenía un hermano viviendo en Alemania y pocas semanas después recibí en el buzón de mi casa un sobre con un pequeño trozo del muro de Berlín. Al cogerlo con mis manos lo analicé con todo detalle. Eran las manos de un adolescente que sabía que tenía en su poder un trozo de historia, sin duda algo de gran valor.
Este trozo de muro me ha acompañado durante estos 20 años y hoy lo tengo a diez centímetros del teclado con el que escribo este texto. Me alegra no haberlo perdido porque en pleno siglo XXI todavía me impresiona tener algo así entre mis manos. Al tocar de nuevo este minúsculo hormigón regresa ese pensamiento del que hablaba al principio, mi agradecimiento por haber nacido en libertad.”
Javier Pons.
Sígueme